¿Cuánto le está costando a su explotación el fracaso de la transferencia pasiva? Un modelo económico calcula el valor de la oportunidad perdida que podría capitalizarse si se mejoraran las prácticas de alimentación con calostro.
Influencia de las buenas prácticas de alimentación con calostro y productividad a largo plazo
Los beneficios económicos derivados de la reducción de la morbilidad y la mortalidad mediante la mejora de las prácticas de alimentación con calostro son obvios, fácilmente cuantificables y casi universalmente aceptados. Sin embargo, a menudo se pasan por alto los beneficios económicos de unas buenas prácticas de alimentación con calostro debido a las mejoras en parámetros de producción tangibles. El efecto de unas buenas prácticas de alimentación con calostro sobre la ganancia media diaria, la reducción de la tasa de eliminación selectiva y el aumento de la producción de leche son 3 ejemplos tangibles de los beneficios económicos que podrían obtenerse alimentando más con calostro.
Más calostro = Mayores ganancias diarias
En varias investigaciones se ha demostrado una correlación significativa entre los niveles séricos de IgG en terneros a las 24-48 horas del nacimiento y la ganancia media diaria (Robison J. D. et al. 1988, Massimini G. et al. 2006 y Dewell R.D. et al. 2006) y se ha demostrado que la tasa de crecimiento de las novillas desde el nacimiento hasta la madurez sexual influye en la edad al primer parto (Clark RD y Touchberry RW 1962, Virtala AM et al. 1996, Zanton GI, Heinrichs AJ 2005). Así pues, la relación entre unos buenos niveles de transferencia pasiva sobre el crecimiento y la edad a la primera cubrición está bien establecida. Recientemente, un estudio realizado en Polonia lo ha confirmado de forma más directa y ha establecido que cuanto mayor es el nivel de transferencia pasiva, mejor es el rendimiento en términos de edad a la primera inseminación (Furman-Fratczak K et al. 2011). En este estudio se dividieron 175 terneras en 4 grupos en función de las concentraciones séricas de IgG a las 30-60 horas de vida y se les hizo un seguimiento desde el nacimiento hasta la primera inseminación. El estudio reveló claramente los beneficios asociados a concentraciones séricas de IgG de ≥10 g/L. Fue muy notable que las novillas en con el nivel más alto de IgG (>15 g/L) alcanzaron el peso de inseminación (407 Kg) a los 454 días de edad un mes completo antes que las novillas que sufrieron FPT (IgG <5g/L) y 21 días antes que las novillas que sufrieron FPT parcial (IgG 5 a 10g/L). Las novillas con buenos niveles de transferencia pasiva (IgG 10-15g/L) también alcanzaron el peso de inseminación antes que las cohortes categorizadas en el FPT o FPT parcial pero 4 días más tarde que el grupo categorizado con el mayor nivel de transferencia pasiva. Por tanto, a mayor nivel de IgG mejor rendimiento. ¿Qué impacto económico representa esto? Utilizando un modelo de programación dinámica de un rebaño lechero de reposición, Tozer y Heinrichs demostraron que la edad media al primer parto afectaba a los costes netos de la cría de novillas de reposición; reducir la edad al primer parto en 1 mes disminuía el coste de un programa de reposición de un rebaño de 100 vacas en $1400 o 4,3% (Tozer PR y Heinrichs AJ 2001).
Más calostro = Disminución de las tasas de eliminación selectiva
También se ha demostrado que la alimentación con mayores volúmenes de calostro tiene un efecto sobre la tasa de sacrificio. En un estudio se observó un aumento de 16% en la supervivencia de las terneras hasta el final de la segunda lactación cuando se las alimentó con cuatro litros de calostro en comparación con las cohortes alimentadas con 2 litros (Faber S. N. et al. 2005). ¿Cuál es el impacto económico de esta mejora en las tasas de sacrificio del rebaño? Utilizando el mismo modelo descrito anteriormente, Tozer y Heinrichs calcularon que los costes de cría de las vacas de reposición podrían reducirse aproximadamente entre $1000 y $1500 por cada 1% de reducción en la tasa de sacrificio del rebaño (Tozer PR y Heinrichs AJ 2001).
Más calostro = Mayor producción de leche
Los beneficios de unas buenas prácticas de alimentación con calostro sobre la productividad a largo plazo no acaban aquí: los primeros estudios sobre el efecto de los niveles séricos de IgG neonatal también han demostrado que unos niveles más altos de IgG también se correlacionan con una mayor producción de leche más adelante en la vida (DeNise SK et al. 1989). En ese estudio se estimó que por cada unidad de IgG sérica por encima de 12 mg/mL (medida entre 24 y 48 horas después de la alimentación con calostro) había un aumento de 8,5 Kg en la producción de leche y de 0,24 Kg en la producción de grasa en la primera lactación. Este hallazgo ha sido corroborado por un estudio más reciente que demostró que las terneras alimentadas con 4 litros de calostro al nacer producían significativamente más leche (una media de 1 kg más de leche al día a lo largo de dos lactancias) que las cohortes alimentadas con 2 litros. ¿Cuál es el impacto económico? En este estudio concreto, las terneras alimentadas con 4 litros de calostro produjeron 2.263 libras más de leche al final de la segunda lactación (Faber S. N. et al. 2005).
¿Qué cantidad de calostro se debe administrar para obtener estos beneficios?
De los estudios mencionados anteriormente y citados aquí se desprende claramente que cuanto más calostro se administre, mayor será el beneficio para el ternero y para la explotación en general. Por lo tanto, la respuesta es: tanto como pueda y tan pronto como sea posible después del nacimiento. Intente conseguir altos niveles de transferencia pasiva en sus terneros. Tomar atajos en lo que se refiere a las prácticas de gestión del calostro puede costar mucho dinero al final. A menudo concentramos nuestros esfuerzos en los animales más viejos del rebaño de ordeño; sin embargo, la inversión en nuestros animales más jóvenes se amortizará en los años venideros.
Manuel Campos, DVM, MSc, PhD
Servicios Técnicos Veterinarios para Sudamérica, SCCL